En el subte (metrô) uno puede ver casi siempre entre cinco
y diez personas por vagón que están leyendo un libro
Mario
Camara
por Maria Antonieta Pereira
Mario Camara é
editor da revista argentina Grumo.
Maria Antonieta Pereira
é professora da Faculdade de Letras/UFMG e coordenadora
do Programa A tela e o texto.
Maria
Antonieta Pereira – Mario, tendo em vista sua trajetória
como estudioso das culturas argentina e brasileira, como você
percebe a leitura do texto impresso, especialmente das respectivas
literaturas nacionais, em ambos os países?
Mario Camara – Un amigo de Río de Janeiro me decía
que en Brasil hay más editoriales que librerías.
Ese me parece un dato importante. Por otra parte, João
Bandeira, cuando estaba al frente de la editorial de la USP, me
decía que el ritmo de ediciones de novedades hacia muy
difícil la reedición. La distribución y la
reedición de libros son, por lo tanto, un problema en Brasil
pero al mismo tiempo se tiene la impresión por la cantidad,
por la calidad de la edición, que la industria editorial
es, efectivamente, una industria que funciona. Entiendo que una
industria editorial que funcione necesita de lectores. Por lo
que puedo ver cada vez que viajo, la literatura brasileña
se lee, circula y se produce. Sobretodo, ello sucede en el ámbito
universitario y más precisamente en la posgraduación,
en las maestrías y doctorados en Letras.
Aquí
en Argentina la situación es más precaria y más
segmentada. Tenemos una proliferación importante de pequeñas
y medianas editoriales, muchas de las cuales sólo distribuyen
en unos pocos locales especializados de la ciudad de Buenos Aires.
Se produce mucha poesía y se difunde de un modo más
inteligente. Algunas editoriales medianas, por otra parte, están
reeditando textos de autores como José Bianco, Juan Filloy
o Sara Gallardo y con ello se están comenzando a cubrir
importantísimos huecos y lagunas de nuestra historia literaria
reciente.
Asimismo,
es probable que aquí aún se lea un poco más,
pero admito que es sólo una impresión. En el subte
(metro) uno puede ver casi siempre entre cinco y diez personas
por vagón que están leyendo un libro. También
se lee mucho en los bares. Pero no necesariamente se lee literatura
nacional y evidentemente no toda literatura producida por argentinos
es buena. Hay mucha basura como Marcos Aguinis o Bucay que venden
miles de ejemplares. Por otra parte, las ventas a veces no reflejan
el nivel de lectura. El libro es un objeto de regalo y como tal
se recibe y se archiva en algún rincón de la biblioteca.
Pero
para resumir, creo que la crisis del año 2001 produjo algún
grado mayor de adhesión por la lectura de autores nacionales.
Piglia o César Aira son dos escritores que cuando editan
un nuevo libro siempre venden y son leídos y comentados.
Do ponto de vista histórico, que fatores levaram
argentinos e brasileiros a terem níveis tão diferentes
de leitura do texto impresso?
Creo que un aspecto central de las diferencias, cada vez menores,
estuvo dado por la llegada de editores españoles, catalanes
más precisamente, que huían del franquismo y que
rápidamente fundaron una industria editorial importante.
Ello sumado a los bajos niveles de analfabetismo dio como resultado
que por ejemplo en las décadas del sesenta y del setenta
los niveles de venta y de circulación llegaran a niveles
que hoy nos parecen increíbles. Hoy un poco añoramos
eso y ese escenario, al mismo tiempo, nos moviliza.
En
Brasil, creo que se parte de niveles más pobres y con altos
índices de analfabetismo. Pero esa situación ha
ido mejorando paulatinamente y creo que no se ha detenido ni se
ha revertido hasta el presente. El desarrollo universitario es
impresionante y las editoriales universitarias funcionan, al menos
para un argentino, de modo ejemplar.
Os níveis de alfabetização na Argentina
e no Brasil contribuem para elevar (ou não) o consumo e
a qualidade das obras literárias?
Entiendo que sí. Pero no hay que esperar milagros de la
alfabetización, no al menos en términos de calidad
literaria. La industria cultural, la sociedad del espectáculo
de la que hablaba Guy Debord esta más pujante que nunca.
As discussões sobre a importância da tradição
literária, levantadas por escritores como Borges e Macedonio,
foram importantes para manter, em termos de América Latina,
um bom nível de leitura dos argentinos?
Puede ser con Borges, que a partir de los sesenta comienza a transformarse
en un escritor universal, citado por Foucault y traducido a decenas
de lenguas, pero Macedonio Fernandez no deja de ser un escritor
marginal, aunque extraordinario, editado, y eso muestra algo,
por una pequeña editorial. Pero a los nombres mencionados
se pueden agregar los de Puig, Cortázar y en el presente
Piglia y Aira y entonces sí creo que podríamos decir
que siempre hay algún grado de expectación o de
esperanza de que Argentina produzca un buen escritor.
Em termos da cultura das telas (cinema, vídeo,
TV e computador), você acha que a leitura dos brasileiros
é mais elaborada que a dos argentinos?
Absolutamente. El otro día hablaba con Jorge La Ferla y
me decía que Belo Horizonte es una de las ciudades más
importantes del mundo en términos de producción
de video. Lo que se llama el videoarte tiene un desarrollo que
aquí directamente no existe. Además hay reflexión
teórica y oferta académica. Arlindo Machado es una
figura destacadísima y la residencia de Vilém Flusser
en Brasil sin dudas ha contribuido al desarrollo de una reflexión
sobre las relaciones entre arte, ciencia y tecnología.
No
lo tengo tan claro en relación al cine. Creo que aquí
hay una tradición interesante y una crítica interesante.
Desde comienzos de los noventa las revistas El Amante y Film contribuyeron
a pensar el cine y luego, desde hace algunos años la proliferación
de escuelas de cine y el festival de cine independiente creo que
nos colocan en una buena posición.
No Brasil, os professores reclamam constantemente que “a televisão prejudica a leitura do livro”.
O que pensam sobre isso os professores argentinos?
Entiendo que la televisión perjudica si no se tienen herramientas
de interpretación, si no se puede hacer una lectura crítica
de lo que se ve. Por otra parte, no es lo mismo la televisión
argentina que la brasileña. Las telenovelas brasileñas
son productos muy interesantes, el programa de Jô Soares
es magnifico. La percepción que tengo es que aquí
hay un discurso contra la televisión, pero un discurso
banal y prejuicioso. Creo que uno de los intentos más interesantes
de reflexión sobre la tv lo realizó Tomás
Abraham en la revista El Amante. Era una mirada con humor
pero que no desatendía la especificidad del medio.
Em sua opinião, quais são as principais iniciativas
de brasileiros e argentinos no sentido de resolverem os problemas
de leitura das telas e dos textos em seus países?
Lamentablemente en Argentina, salvo esfuerzos aislados, no veo
demasiadas iniciativas a nivel institucional. Las universidades
no tienen el presupuesto que necesitan, la oferta de postgrados
es muy pobre, las editoriales no tienen ningún subsidios,
las revistas tampoco, no existe una ley de mecenazgo. Enfin, un
panorama sombrío, que no es peor por la voluntad de mucha
gente que trabaja gratis.
En
Brasil, atención que me puedo equivocar como extranjero,
veo una situación, como ya dije, que tiende a un desarrollo
positivo. No pretendo con ello desconocer las tremendas desigualdades
que atraviesan al país pero la creciente fortaleza de las
universidades, el desarrollo de la industria editorial,
la situación relativamente buena de los intelectuales me
permiten ser cautamente optimista.